En el misterio de la Encarnación aprendemos a acoger la imagen de Dios plasmada en las diferentes culturas, a conocerlas y amarlas con paciencia. La nueva evangelización tiene que llegar al corazón de la cultura, pues la fe que no impregnase la cultura no sería una fe plenamente recibida, ni rectamente entendida, ni vitalmente asumida. Para ello: "el Verbo de Dios se hizo Hombre para ser nuestro Maestro" (Miguel Fenollera Roca).